Qué ha cambiado desde la Guerra Fría: La Gran Muralla y el Caballo de Troya.
- 3, junio, 2024
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He ido a Berlin 35 años después de haber estudiado en la Universidad Libre de Berlin (FUB). Había sido activista por la paz o desarme en la UAM de Madrid impactado por la posible guerra nuclear a principios de los 80, punto álgido de la Guerra Fría, y cuando llegué a Berlín en un viaje de dos semanas me quedé impresionado por el entusiasmo y las actividades a favor de la paz y desarme y decidí quedarme confiando que mi esfuerzo tuviera más fruto (y a veces pienso que lo conseguí). Acabo de visitar la FUB y sus estudiantes se preocupan ahora de que los alquileres son altos, piden servicios psicológicos para todos y lo único con tono político es una convocatoria para manifestarse contra la derecha (“gegen rechts”).
Más tarde, he visitado la Universidad Humboldt, en su mástil la bandera ucraniana y en su gran vestíbulo un ‘bosque’ de columnas cada una bajo el título: CERTIFICADO SIN USO y la foto de la cara de un fallecido, sus estudios y los detalles de su cruel muerte a manos los de los rusos en la “invasión no provocada de la Rusia del criminal Putin”.
Si Putin es un autócrata y los jóvenes rusos también están muriendo debido a su cruel y maligno despotismo, esos jóvenes rusos deberían ser recordados en ese bosque del vestíbulo de la Humboldt. Esto no es un juego de palabras, el despotismo y la guerra es lo mismo, son los dos lados de la misma moneda, pues el despotismo es la forma del arma entre los humanos; la jerarquía o relación de total desigualdad que solo admite la relación violenta e inhumana, y que fuerza a matar y dañar, ¿por qué entonces pretender que solo Rusia es despótica y el Oeste, y cada uno de los países occidentales, no lo es? ¿Acaso no es una unidad armada cada estado?
En mi opinión, lo que ha cambiado tras la Guerra Fría hasta ahora en la FUB (seguramente en la Humboldt poco o nada) es que entonces la FUB tenía por objeto, como todo en Berlín Occidental, provocar al bloque del Este con su “libertad” para iniciativas que no surgían del estado como en el bloque del Este, tales como la visualización del feminismo, homosexualidad, el deterioro del medio ambiente, la paz, el desarme, etc., o, sobre todo, con su riqueza (precisamente he oído que cierra KDW – Kaufhaus des Westen – similar al de Harrods en Londres, creado para despertar la envidia consumista en el Este) así como, en general, la profusión de productos de consumo que hacían de Berlín un sueño para los ‘ossies’.
Este es el modo como la democracia liberal, introduce su caballo de Troya y vence globalizándose con la ventaja de poder imprimir dólares y poder comprar cualquier cosa de interés, incluidos los medios de comunicación y formación política, frente a la cerrazón y rechazo de los otros países cada vez más autoritarios o iliberales, violadores de derechos humanos, etc., tal como sucedió en China, donde Mao cerró el paso a las potencias que habían establecido allí sus intereses en la época del Kuomintang, Partido Nacionalista, ahora en Taiwan, al que Mao acusaba de no ser suficientemente nacionalista, y así sucedió también en Rusia, donde la crisis del año 98 supuso un punto de inflexión en el paso de la apertura democrática liberal de Yeltsin al mayor control estatal con Putin hasta su autoritarismo/nacionalismo actual.
Ciertamente que los líderes occidentales creen y fuerzan a creer y confesar mediante elecciones (plebiscito) que esa es la forma real de ‘progreso’, ya que no hay otra alternativa -la paz es algo ‘imaginario’, ‘falso’, y solo nos cabe el ‘progreso material (y el progreso de los derechos en la historia) aunque se mantiene exactamente la misma desigualdad y abuso o más que desde que el estado comenzó a existir. ¡Pero, un momento¡ Resulta que ese mismo era el diseño estratégico, y la misma buena intención del comunismo; utilizar igualmente el caballo de Troya o quinta columna de la clase obrera en todos los países para establecer un sistema unificado del mundo momento en el que se logra la máxima paz o, en cualquier caso, máximo dominio del hegemón, entonces la Unión Soviética (y es a eso a los que se oponen Hitler, quien señala bien que ese fue el motivo del armisticio alemán en la Primera Guerra Mundial, y Mussolini, un ex socialista. Y resulta que ese mismo era el proyecto de Napoleón, conquistar el mundo para extender la democracia, cuyos seducidos por el en España se les llamaba «afrancesados», o la monarquía hispánica, que iba con sus misioneros para esas gestiones, o del sistema confuciano chino, del Islam, es el proyecto de cada imperio, la conquista o dominio total basado más que en la conquista en la penetración ideológica, el engaño del caballo de Troya o tal como en la figura del yin y el yang, la parte blanca tiene un punto negro y la negra un punto blanco, y utilizar esos puntos de apoyo en la parte contraria es como se logra la conquista.
Recuerdo que ya el día mismo que se lanzó HUM en la Casa del Reloj de Madrid de Arganzuela el 3 de febrero de 2018, una señora, extraordinariamente inteligente, sensible discreta (la madre de Azucena) me preguntó que cual era la diferencia entre el proyecto de HUM y el de Alejandro Magno, pues Alejandro propagaba este propósito de unidad humana como medio de la paz y tomaba sus decisiones políticas y aun personales de acuerdo con él y las proclamaba a bombo y platillo. Pues bien, la respuesta es fácil, la diferencia es que si la ideología está al servicio del arma, no se puede producir un momento en el que prescinda de ella, incluyo si el mundo entero queda un día bajo un único mando, como casi lo ha sido EEUU recientemente, o igualmente se engaña China con su visión, basada en el Confucianismo, de un mando unificado y benevolente sobre el mundo que impone o facilita la paz jerárquica, pues un arma son todas las armas opuestas posibles y un arma es un arma incorporada e implica la desigualdad jerarquía o injusticia absoluta que impide la humanidad y el sentido común y solo permite la relación violenta. ¿Cómo pueden las armas traer paz, si es lo mismo el arma que la guerra?
Por eso, amigos, insisto una vez más que la paz es nuestra responsabilidad como personas, como seres humanos, y no como miembros del arma, de la jerarquía, sea en la posición o rango que sea y no es algo difícil, pues se trata, no ya de de revelar o explicar algo claro, sino solo de llamar la atención sobre el arma y pedir o incluso exigir a los demás seriedad en esto y no ocultarse tras molinos de viento, ideologías, humo, pues está a la vista y es obvio para cualquier sentido común que tenemos que unirnos contra ella para desarmarnos, para vivir de acuerdo con nuestra humanidad, con nuestro sentido común que es la forma que tenemos de entendernos -algo que ciertamente en el pasado era inviable y, por tanto, también, realmente más confuso, pero que ahora tenemos a nuestro alcance convocando a la reconciliación de la Humanidad el 30 de enero de 2025.