Nosotras, las personas de la Tierra, sin distinción ni discriminación, expresamos nuestra voluntad de unirnos, de convivir con todos los humanos, esto es; de tomar las decisiones conjunta e incluyentemente, en consideración de los intereses, deseos y preocupaciones de todos y cada uno sin distinción ni discriminación y en el compromiso de usar el sentido común en nuestras relaciones en lugar de la imposición o violencia.

 

EL ALTO EL FUEGO Y PAZ

 

 

Si estás de acuerdo, difúndelo (traducido si hace falta y puedes) hasta que todos lo sepan

 

Nosotros, los seres humanos, sin distinción de nacionalidad ni rango, requerimos el alto el fuego para implementar la paz que, obviamente, ha de basarse en nuestra comprensión o sentido humano común que identifica de modo natural el mal en la intención de dañar objetivado en el arma, tal como lo percibimos, y por ello nos alarma, en el filo y punta de la espada, en la explosividad de la bomba, etc., pero no así, por ejemplo, en un cuchillo de cocina. Por eso, la paz no es la ausencia de guerra sino el desarme.

 

Comprendemos y sabemos que el arma o (propósito de) daño (obviamente daño solo a los otros) nos violenta a todos, pues un arma, como reacción dinámica consigo misma, resulta en todas y las más dañinas armas posibles, nos pone a los humanos a su servicio (propiamente dicho, esclavitud) lo que se manifiesta en nuestra ineludible organización en unidades armadas (estados que nos representan que la paz es la ausencia de guerra), nos impide que haya otra opción entre nosotros que someter o ser sometidos, es causa del engaño (y del lenguaje representativo o figurativo, que nos hace dependientes del que lo figura) y nos aboca constantemente a la guerra.

 

Sin embargo, en el pasado, en mundo desconocido, armarse (tanto como fuera posible) y poner al servicio del arma todos los recursos disponibles era (un deber) inevitable, so pena de quedar uno (y el grupo propio) a merced y servicio al arma de otro y, de igual manera, actualmente no tendría sentido ni serviría de nada que alguna parte se desarmase, pues un desarme unilateral no es desarme sino, al igual que la derrota, la transferencia del servicio a otra arma (que seguirá explotando todos los recursos disponibles implacablemente). Sin embargo, hoy día todos los humanos estamos en comunicación y podemos proponernos la reconciliación, esto es: la unidad humana por el desarme.

 

El desarme no solo no necesita sino que rechaza la imposición o forzamiento de la política, ya sea por mayoría u otra forma, y nos requiere unanimidad, por lo que la acción es a la vez voluntaria y universal, es decir: el poseedor del arma es el que se desarma voluntariamente una vez que los demás, que también desean el desarme, satisfacen sus condiciones y le ofrecen garantías, lo que básicamente resulta simplemente en desarmarse también, aunque pudiera tenerse en cuenta alguna otra condición casi insignificante.

 

El desarme necesita la universalidad y por ello convocamos un Congreso de la Humanidad en 2025 que lo coordine o gestione, pero la paz comienza ya ahora al comunicar a las partes esta propuesta de unidad por el desarme que requiere de ellas suspender el desarrollo armamentístico y hacer el alto el fuego para dar ocasión a la paz mediante la publicidad de esa voluntad y con esa publicidad va también su garantía de respeto al acuerdo (entre las partes) ya que no son (solo) los líderes los que asumen responsabilidad por la reconciliación sino que cada persona en ambos lados asume compromiso con el mismo, así como el resto de los seres humanos que ya tienen noticia de la paz, pues quien asume la unidad humana (por el desarme), lógicamente es parte de ambos lados y busca acabar con la discordia de los otros.

 

En efecto, la simple convivencia humana unirá lógicamente nuestro interés con el de la Humanidad, pero incluye su garantía en que, así como una sola y simple arma resulta trágicamente en todas las armas posibles y por tanto para el desarme es necesaria la cooperación de todos los seres humanos sin diferencia de rango ni nacionalidad, su resultado es por lo tanto el bien (común). Es decir, por ejemplo, lo que nos ahorraríamos en el desarrollo del arma en un año, 2,5 trillones dólares actualmente, no lo puede conseguir uno o una u otra parte unilateralmente, por lo tanto, esos recursos pertenecen al conjunto de la Humanidad y son para su beneficio, y de la misma manera, el (proceso de) desarme, que hace de esos 2,5 trillones una nimiedad, es realmente la construcción de la comunidad humana, la adaptación de la Humanidad a sí misma.

 

Aunque no hemos alcanzado la universalidad necesaria para la paz, nuestra humanidad es causa común que nos reconcilia y el primer obstáculo que tenemos que superar o el primer paso que tenemos que dar es lograr la difusión de este conocimiento y propuesta universalmente, sin la que no se puede dar la unanimidad necesaria para el desarme, pero, aceptar o hacer la paz es apoyar y asumir esta propuesta de como propia, lo que lleva a compartirla y requerir respuesta y responsabilidad de los demás, mientras que no darle importancia es mantener las representaciones y figuraciones divisivas producto del pasado que asumían la inevitabilidad del arma, es rechazar nuestra humanidad (y a la Humanidad) y ceder totalmente, ahora voluntariamente, la palabra y la responsabilidad personal al estado, a la unidad armada, y así al inevitable desarrollo del arma, consintiendo en la inercia de la guerra, el genocidio, como la forma en la que la Humanidad se relaciona consigo misma.

 

Humanizarnos es superar al estado y entender que, debido al componente espiritual/virtual de nuestra humanidad que nos lleva a identificar el daño en la intención, no hay alternativa o punto medio entre la inclusividad y la autodestrucción (que puede llevar a la extinción, pues la discordia hace que el mundo quede fuera de nuestro control).

 

Este documento es pues el instrumento del alto el fuego y de la paz, entiéndelo bien, compártelo y dáselo a entender a los demás.

EL PROCESO DE UNION

PRIMERO: SEGURIDAD

Nuestro objetivo es un sistema de seguridad incluyente y común, por el que cualquier problema de seguridad de cualquier persona o grupo de personas es un problema de seguridad humano y todos debemos ocuparnos y cooperar para suministrar los medios de salvamento o ayuda a aquellos bajo amenaza de destrucción o daño, tales como las catástrofes, hambrunas, sequías, inundaciones, etc.

Control del arma, alto el fuego y desarme

Pero ahora la mayor amenaza y obstáculo para la coexistencia, la cooperación y la concordia humanas es el arma, el único objeto que, al contrario de todos los demás objetos y actividades que son para servirnos, es para matarnos, destruirnos y dañarnos y su consecuencia o efecto es la división humana, pues el arma no puede ser compartida y conduce ineludible e irresistiblemente a la oposición y confrontación o guerra (la destrucción de las armas del otro), de modo que detener y suspender el efecto del arma y eliminarla es nuestro primer y principal objetivo común y universal.

Y la única manera de detener y suspender esa dinámica de las armas que absorbe la voluntad humana hacia el mal es poner a todas las armas bajo un mismo mando, pues la consecuencia de un mando único es la suspensión de la actividad de las armas, con lo que se produce el alto el fuego y cesa la necesidad y el trabajo por el desarrollo y expansión infinitos del arma así como el esfuerzo en el deterioro y destrucción del (arma del) otro, pues con las armas bajo un mismo mando no puede generarse ya iniciativa de daño alguno, ni siquiera por parte de ese mando, pues sería la absurda y contradictoria situación de uno que a la vez se ataca y se defiende a sí mismo.

Con un mando único, las armas resultan inútiles y redundantes, pues su única razón de ser es la de unas por o contra otras y, en consecuencia, el desarme no solo es ya posible sino conveniente y puede tener lugar un Congreso o Asamblea de Unidad Humana abierto y transparente que realice y coordine el desarme y fije nuestra forma de convivencia o toma de decisiones incluyente futura -ya que, sin el previo control del arma, los participantes seguirían siendo sujetos de su arma y trabajarían inevitablemente para ella.

La garantía de seguridad y justicia para todos y cada uno es que el desarme solo puede llevarse a cabo de manera universal, pues un desarme unilateral o parcial es rendición, de modo que ni siquiera logra el desarme que se propone porque desarmarse unilateralmente es seguir sirviendo igual que antes o más al arma, solo que a otra. (Por eso solo en nuestro tiempo la paz es posible, hasta el punto que este pensamiento/conocimiento, ya comprendido por las personas más inteligentes del pasado, tenía que ser trágicamente negado, ocultado y hasta violentamente rechazado. Pero ahora es la hora)

El desarme se lleva a cabo de modo abierto, transparente y públicamente porque las armas, tanto los sistemas de defensa como ataque, no son azarosos o arbitrarios, sino que buscan acabar con las otras que amenazan, privan de libertad, de modo que toda violencia y amenaza ha de ser revelada y eliminada conjuntamente.

SEGUNDO: DESARROLLO COMÚN

El desarrollo común de la Humanidad es consecuencia de la suspensión del efecto del arma y del desarme porque el arma es necesaria para la propiedad privada, ya que la propiedad privada no puede existir sin la violencia que el arma (la unidad armada, el  estado) le proporciona, pero, sobre todo, porque el arma es la causa real (causa suficiente: si se da A, entonces se da B) de la propiedad privada por cuanto su propósito de matar y dañar no puede ser compartido, alternado, y todas las cosas (recursos humanos incluidos) son necesariamente privados por ella, en cuanto a que sirven solo a un arma (estado) en particular -por ese motivo el estado, o unidad armada, necesita ser incorporado en un solo individuo, y aunque el estado ceda la propiedad y los recursos entre sus sujetos es para que los exploten a su servicio.

Con la suspensión y eliminación del arma todos los objetos y actividades resultan para el bien común y, en consecuencia, el uso de los recursos se realiza también según el sentido común o capacidad óptima de servicio a la Humanidad de cada cosa, y esa finalidad nos manifiesta con claridad por quién, cuándo, cómo…debe ser usado óptimamente cada recurso, de modo que no hay disparidad ni conflicto al respecto.

Igualdad

Pero, nuestra situación actual es de división y desigualdad en la disponibilidad de los recursos, que podemos distinguir entre:

Por un lado, recursos de producción, que una vez desligados de su dependencia de un arma concreta o estado, pasan a servir a la Humanidad.

Cualquier derecho, tal cual el de propiedad, necesita de dos partes, el poseedor del derecho y aquel que lo otorga o lo reconoce. Actualmente el que reconoce los derechos de propiedad de los individuos es el estado, cuyo propósito último es aumentar su poder (de destrucción), pero con la unión humana el derecho lo otorga la Humanidad que excluye el daño y el propósito de daño (la violencia e imposición) y, por lo tanto, nadie es expropiado, pero al tiempo los recursos ya no serán usados para acumular (desposeer), a la postre para aumentar y desarrollar la capacidad de destrucción e imposición sino, por el contrario, por el bien común, de modo que la propiedad es irrelevante.

Por otro lado, tenemos los recursos de consumo -con los que la Humanidad podría motivar inicialmente a las personas hacia el bien común con un acceso diferenciado a estos. Y actualmente se da una gran desigualdad o diferencia en el acceso a estos recursos y así en los niveles de vida entre los individuos, por lo que aquellas personas actualmente habituadas a unas condiciones, como podrían ser los militares que se desmovilicen, pueden mantenerlas, si bien la austeridad voluntaria y saludable es bienvenida y apoyada por la comunidad mientras que se avanza hacia la igualdad y justicia en la disposición de recursos de cada persona.

Pues, en efecto, para las nuevas generaciones, educadas en un entorno común o universal, del mismo modo que en unidad todos condenamos el mal, se haga a quien se haga, igualmente el servicio y la contribución a la comunidad es valorado y apreciado unánime y universalmente, por lo que esa influencia mutua y natural hacia el bien es suficiente para rectificarnos y mejorarnos en aras de la aprobación y aprecio de la comunidad sin necesidad de motivaciones ligadas a la adicción corporal.

 

Aquí puedes involucrarte, si quieres


    This site is registered on wpml.org as a development site.