LA INTELIGENCIA HUMANA

Presuponemos que en principio todo era inerte, su impulso siempre procedía del exterior, pero poco a poco combinaciones químicas dieron lugar a la individualización en formas primitivas de vida (según dice Aristóteles donde todas las partes se atienen a un fin), a las plantas y a los animales y estos adquirieron impulsos propios, fueron capaces de reaccionar ante el entorno buscando preservarse, nutriéndose de él y evitando el peligro, hasta la aparición de la inteligencia humana, aquella que no solo reacciona al entorno sino que es capaz de ponerse en lugar del otro y, por tanto, en lugar de destruirlo y, acaso, consumirlo es capaz de preservarlo, cooperar con él uniéndose así con él, y de ese modo la humanidad participa ya de la esencia divina siendo capaz de asociarse con el cosmos y contribuir a su creación o desarrollo en su forma expansiva o de eterno retorno.

Pero antes nos falta dar el paso de entender precisamente la universalidad inevitable de esa inteligencia, viciada por nuestra condición pasada que la tiene al servicio del arma, cuyo objeto es quitar la vida al otro (y ese es el problema y no figuraciones o molinos de viento), de modo que nuestra forma actual es la de un virus maligno que todo lo corroe, corrompe y destruye, ya que no solo nosotros estamos forzados a luchar a muerte entre nosotros sino que todo lo que queda a nuestro alcance necesariamente se incorpora a esa lucha, por eso, si hay vida inteligente en el universo, que sin duda tiene la forma arriba descrita, simplemente no puede acercarse a nosotros en nuestra condición presente, pues hasta a Dios querríamos forzarle a tomar partido, lo que, precisamente, sería como no reconocerle.

Es mediante la inteligencia personal -y no mediante la estupidez públicamente regulada- como captamos la condición y necesidad del otro, y así también conocemos las leyes de la naturaleza física, los impulsos naturales de los animales y también que esa misma inteligencia se da por igual en todos los seres humanos, de modo que, aun desconociendo el universo en su extensión y forma dada nuestra limitadora condición espacio temporal, hemos encontrado su ley, y eso nos permite también superar nuestra esclavitud a la muerte que nos proyecta/recuerda permanentemente el arma, apelando a la unidad y universalidad (cosmológica) de la inteligencia humana.

LA BOMBA Y LA PAZ

Se baraja insistentemente en estos días el uso de la bomba atómica entre los políticos, periodistas e intelectuales rusos, quienes argumentan que, a semejanza de las de Hiroshima y Nagasaki, pondría fin a la guerra de desgaste presente en beneficio tanto de ucranianos, utilizados por las armas occidentales y actualmente inútilmente masacrados, como de los mismos rusos.

La bomba se utilizaría en alguna ciudad europea, a la que, a diferencia de lo que hizo EEUU, se le daría aviso previo, y se da por hecho que EEUU no entraría en un intercambio nuclear ya que en sus valoraciones pesa incomparablemente menos Poznan que Boston, por ejemplo. Esto no es fake news, ya que leo a diario la prensa rusa, tanto RT (utilizando VPN, como hacía en su día en China para leer noticias occidentales) como Izvestia, y he encontrado esta discusión pública en ambos medios y en diferentes círculos.

Este tópico informativo no está siendo transmitido a la opinión pública occidental por sus políticos y sus medios que son los que tienen derecho a hablar/publicar, ya que son los que tienen conocimiento y gestionan la guerra y se entiende que no sea noticia para compartir con el pueblo, tal como harían los populistas, gente sin conocimientos de la guerra y lo que esta conlleva y requiere, tal como Trump, Berlusconi, Musk y otros semejantes que alcanzan la difusión pública que les facilita su dinero sin haber tenido formación al servicio del estado. Mientras que si pueden emitir opinión los jugadores de futbol o los famosos por tanto su desconocimiento o ignorancia va por delante.

La gente no distingue la figuración de la realidad, que está determinada por las armas o, propiamente, por las unidades armadas que hacen confesar a la gente lo que esta cree, pues las religiones, la nacionalidad, las ideologías son construcciones figurativas complejas y arbitrarias sostenidas por los medios públicos/estatales, de otro modo no subsistirían, y cuyo objetivo es ocultar el (propósito de daño del) arma. Y como dice Cervantes repetidamente “el cielo padece fuerza” es decir, que no se trata de discutir sobre esas figuraciones, porque son vacías, las impone la fuerza y no tienen nada que ver ni con la razón ni con el sentido común. Y sin embargo sobre esas figuraciones hablan los medios y las políticas y en ese mundo figurado vive la gente. Recomiendo la lectura del Quijote, que trata de eso.

En efecto, el propósito de daño, como también dice Kant, no se puede revelar, ya que sería contraproducente o absurdo, pues, como mínimo, pondría en guardia al que se pretende dañar. A no ser que se revele universalmente. El propósito manifiesto del arma de dañar -tanto como se pueda- al otro (ya que el daño no pretende hacérselo uno a mí mismo, mientras que el resto de las cosas que son para el servicio, un vaso, una mesa, un coche y sirven tanto a uno como a otro) por tanto, ese otro no puede cooperar con el arma si no es forzado a hacerlo (o acaso contra un tercero), pues cooperar con el arma es objetivamente perjudicarse a sí mismo, por eso también al pueblo se le priva de todo, y por todo “paga”, confiesa y obedece para vivir.

Sin embargo, a diferencia de las figuraciones, las armas son reales, se atienen a un fin, a un propósito, a una intención objetiva que se manifiesta en su forma aguda, explosiva, etc., y por tanto son comprensibles, inteligibles, racionales por igual para todos los seres humanos y podemos por tanto hablar razonadamente sobre ellas. Y así podemos decir con certeza como humanos que si los humanos nos unimos, si tomamos las decisiones incluyentemente -es decir, de modo que el fin de lo que se propone se hace público- lógicamente, evitaremos, prevendremos y rechazaremos el propósito de daño (al otro), es decir, las armas (y que se arrojen esas bombas atómicas pronto o más tarde, que se masacre gente, etc. etc.), y todos cooperaremos por el bien común, por el resto de los otros objetos, libremente y no forzados, por eso hacemos una convocatoria abierta y transparente en human-unity.org y en la app @HumanUnity de un Congreso de Unidad Humana en 2025, precedido por una Fiesta de la Humanidad en Otoño de 2024, de modo que todos puedan participar también en la preparación del Congreso, pues no hay más contradicción entre nosotros que las armas.

Y es que solo necesitamos hacer la pregunta por la unidad o paz, pública, es decir; universal, pues el propósito de daño solo se puede justificar frente a otro posible propósito de daño del otro, pero si la pregunta por la unidad o la paz tiene carácter universal ya no hay otro, y solo nos cabe manifestarnos en contra del daño al otro en general. Y para lograr que esta pregunta tenga alcance universal necesito y requiero tu ayuda, no para que te desarmes ni te perjudiques en absoluto, ni perjudiques a tu estado ni a nadie.

Porque, en efecto, el desarme parcial no tiene sentido, un desarme unilateral no lleva al desarme, es solo rendición, la universalidad y la simultaneidad son condición del desarme, del mismo modo que un comportamiento humano, imparcial, justo, pacífico, difícilmente es posible y es insostenible si los otros no se comportan de la misma manera, mientras que, por el contrario, en una condición de universalidad ese comportamiento es el natural y el que nos inducimos y exigimos todos unos a otros por nuestro propio interés, el de todos, que es la paz, fuente de todo bien y sin la que no puede haber bien alguno, en lugar de la autodestrucción o destrucción mutua como ahora, que en ese caso sería el resultado de un mal comportamiento, pero no lo es ahora (ni mucho menos si somos todos unos pobres esclavos desgraciados y resignados) ahora es consecuencia de la existencia del arma que no somos capaces de controlar sin la universalidad.

Por eso, esto no es una propuesta de paz, pues la paz la queremos obviamente todos, nuestra propuesta es la universalidad, pues la universalidad es la condición de la paz, condición que ya se puede alcanzar en nuestro tiempo, pero que los estados no pueden proporcionar porque son unidades armadas -necesitan al otro para ser, algo que no nos sucede a los humanos que somos todos bien básicamente iguales. Por eso hemos creado human-unity.org y @HumanUnity

Amiga, amigo, no demores tu ayuda, y esto, es decir, ante todo tu registro en nuestra app o web, en invitar a registrarse a otros y en donar por la paz, por la unidad, pues te niegas el bien a ti mismo cuando hay ya alternativa al sufrimiento y la miseria humana.

 

ESCUCHA, POR FAVOR

No es necesario que siga la miseria y la guerra. Es solo por ignorancia, ¿Quién podría apoyar el asesinato masivo si supiera que no es necesario? Apoya el Congreso de Unidad Humana que convocamos para 2025

Que la paz es la unidad humana/el cosmopolitismo es algo que fue comprendido desde hace muchísimo tiempo, desde que la humanidad tuvo conciencia de sí misma en la época axial, tanto en el Este (Mòzǐ) como en el Oeste, donde el cosmopolitismo fue la doctrina más extendida entre los siglos III A.C hasta el siglo III D. C, desde España hasta la India y luego sustituido por las religiones monoteístas como sus sucesoras.

El legado de Mòzǐ -la escuela más popular de su tiempo, tal como nos da cuenta el mismo Mencio, rival suyo- fue prohibido una vez que la dinastía Qin unificó el poder en China, pues la unidad humana y la humanidad no solo no era viable en un mundo desconocido e incomunicado sino que debilitaba al estado frente a los otros, pero el Neo-moísmo ya era consciente de ello y por ello sus escritos concluyen refiriéndose a los límites del mundo, porque la paz/unidad necesita la universalidad y la simultaneidad, ya que con practicar la humanidad unilateralmente no se consigue nada más que pérdidas propias. Con todo, Mozi identifica sin genero de duda alguno que la guerra solo tiene como alternativa la unidad humana, el Amor Universal, y que esa es la voluntad del Cielo ya que las características humanas así lo determinan sin remedio, pues regirnos con justicia es ponernos en lugar del otro.

Y en el post anterior ya hablamos de que la unidad humana es la toma de decisiones inclusiva mediante la transparencia de los fines, lo que evita el propósito de daño por lo que no puede resultar en un superestado como dicen algunos que ignoran el entendimiento cosmopolita, pues los estados, las unidades armadas, son solo unos por otros.

La primera escuela cosmopolita occidental fueron los cínicos, que se proclamaron auténticos seguidores de Sócrates, y el fundador de la escuela Estoica fue uno de ellos, Zenón de Citium, cuyo libro la República -la Biblia del cosmopolitismo, que extrañísimamente se ha perdido y no ha llegado hasta nosotros, según Plutarco se resume en una idea muy simple “que los humanos no deben vivir separados en sistemas de justicia separados sino juntos”, pues así utilizaremos el sentido de justicia natural por lo que es malo se condena y disuade y lo que es bueno se alaba y se premia.

Pero el estoicismo que hoy se conoce y frecuentemente se expone incluso en medios populares no nos refiere a una escuela que habla de cosmopolitismo sino exclusivamente a la búsqueda de la entereza para sufrir la crueldad del mundo.

Amigos, por favor, pongamos un poco de inteligencia en el asunto. Los estoicos eran cosmopolitas en su mente y en su acción tanto como podían, consideran a todos los seres humanos como hermanos e iguales, incluidos los esclavos, pero vieron que si uno promueve la humanidad, y menoscaba a su estado, ¿Quién va a defender tu propiedad, tus derechos? Sin el estado solo habría desorden. Y esta discusión la podemos ver todo el tiempo expuesta o implícita en Séneca, en Cicerón y la miríada de autores estoicos. Aquella gente de la antigüedad vió que si te niegas a apoyar a tu unidad armada (aquí los españoles a España o los occidentales a su coalición armada, la OTAN) otra fuerza, otra unidad armada o coalición, necesariamente vendrá a mantener el orden en cualquier caso, y seguramente peor para ti.

Pero, amigos, en aquella época, el mundo era ignoto, en el que no se podía establecer un acuerdo universal del partida, mientras que hoy la seguridad, la protección, respeto, el compromiso con el bienestar de cada ser humano lo aporta la Humanidad misma, y el primer principio y compromiso del Congreso de Unidad Humana es la seguridad de todos, y no permitir que a nadie se la dañe, incluyendo que se le violen sus propiedades, sus derechos y solo avance a la igualdad por mutuo acuerdo para la conveniencia de todos.

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