La paz, si es verdadera, obviamente no puede ser forzada o impuesta, tiene que establecerse como un acuerdo basado en una propuesta pública, por lo que ya es novedad de la presente dirigirse a las personas y no (solo) a los estados, de lo que se sigue también que aceptar el acuerdo de paz es compartir la propuesta, pues sería contradictorio apoyarla y negarle la publicidad, que es el medio para su realización. Y el canal idóneo son las instituciones educativas por su carácter reflexivo y universal.
Esta propuesta de paz es al tiempo una convocatoria o invitación a un Día de Fiesta o Reconciliación de la Humanidad el 16 de noviembre de 2024 en el que se manifieste unánimemente la voluntad humana de paz y se convoque un Congreso de la Humanidad en 2025 que sustituye la toma de decisiones unilateral y la amenaza como modo de relación humana por la toma de decisiones incluyente y pública, abierta al juicio y participación de todos, lo que previene y evita el propósito de daño (que es causa del engaño y el daño) y solo trata del bien común. Aquí sigue la argumentación y la propuesta:
1. La violencia es el efecto (de la existencia) del arma, un objeto y organización cuyo propósito es matar y dañar (obviamente solo a los otros), daño que solo se evita con la sumisión permanente o se contrarresta con otra arma que le haga frente y estas se condicionan mutua y dinámicamente a aumentar su potencia destructiva y sus alianzas tanto como pueden para defenderse unas de otras y también limitar y, si eventualmente se tiene la posibilidad, destruir el arma del otro -lo que es hacer la guerra, ya que el arma no nos deja otra alternativa a los humanos que someter o ser sometido.
2. De modo que la paz no es la ausencia eventual de guerra sino el cese del propósito de daño, pues, no nos engañemos, entre los humanos el propósito de daño es ya daño, pero en el pasado, en mundo ignoto y de habitantes desconocidos, era inevitable, ya que una actitud unilateral de indefensión, una posición desarmada equivale a la derrota, pero hoy podemos, debemos y proponemos reiniciar nuestra relación acordando el cese y la renuncia de todos al propósito de daño mediante la toma de decisiones incluyente.
3. Esa unanimidad contra el arma identifica nuestro interés con el de la Humanidad, pues, del mismo modo que una sola arma resulta inevitablemente en todas las armas del mundo y esclaviza a todos los seres humanos por igual, solo el acuerdo de todos resulta en el cese del propósito de daño y en nuestra universal liberación, así como el uso de los recursos, que ahora sirven al arma, para beneficio humano, por ejemplo, el cese del desarrollo y producción de armas y libera en un año 2,5 billones que son un bien común, pues ninguna parte podría lograrlo unilateralmente. Y esa generación de recursos que se produce con ese cese es una minucia comparada con el desarme que, de hecho, es el medio, vía o camino a la comunidad humana.
Este documento va dirigido a las instituciones educativas, tanto universidades como de educación secundaria, para que la suscriban y apoyen compartiéndola, haciéndola pública entre los estudiantes y coordinándose con otros centros homólogos para enviársela a todos los nacionales y a algunos de otros países que hagan allí lo mismo de modo que podamos alcanzar la paz y celebrar la reconciliación de la Humanidad el 16 de noviembre de este año.

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