No es necesario que siga la miseria y la guerra. Es solo por ignorancia, ¿Quién podría apoyar el asesinato masivo si supiera que no es necesario? Apoya el Congreso de Unidad Humana que convocamos para 2025
Que la paz es la unidad humana/el cosmopolitismo es algo que fue comprendido desde hace muchísimo tiempo, desde que la humanidad tuvo conciencia de sí misma en la época axial, tanto en el Este (Mòzǐ) como en el Oeste, donde el cosmopolitismo fue la doctrina más extendida entre los siglos III A.C hasta el siglo III D. C, desde España hasta la India y luego sustituido por las religiones monoteístas como sus sucesoras.
El legado de Mòzǐ -la escuela más popular de su tiempo, tal como nos da cuenta el mismo Mencio, rival suyo- fue prohibido una vez que la dinastía Qin unificó el poder en China, pues la unidad humana y la humanidad no solo no era viable en un mundo desconocido e incomunicado sino que debilitaba al estado frente a los otros, pero el Neo-moísmo ya era consciente de ello y por ello sus escritos concluyen refiriéndose a los límites del mundo, porque la paz/unidad necesita la universalidad y la simultaneidad, ya que con practicar la humanidad unilateralmente no se consigue nada más que pérdidas propias. Con todo, Mozi identifica sin genero de duda alguno que la guerra solo tiene como alternativa la unidad humana, el Amor Universal, y que esa es la voluntad del Cielo ya que las características humanas así lo determinan sin remedio, pues regirnos con justicia es ponernos en lugar del otro.
Y en el post anterior ya hablamos de que la unidad humana es la toma de decisiones inclusiva mediante la transparencia de los fines, lo que evita el propósito de daño por lo que no puede resultar en un superestado como dicen algunos que ignoran el entendimiento cosmopolita, pues los estados, las unidades armadas, son solo unos por otros.
La primera escuela cosmopolita occidental fueron los cínicos, que se proclamaron auténticos seguidores de Sócrates, y el fundador de la escuela Estoica fue uno de ellos, Zenón de Citium, cuyo libro la República -la Biblia del cosmopolitismo, que extrañísimamente se ha perdido y no ha llegado hasta nosotros, según Plutarco se resume en una idea muy simple “que los humanos no deben vivir separados en sistemas de justicia separados sino juntos”, pues así utilizaremos el sentido de justicia natural por lo que es malo se condena y disuade y lo que es bueno se alaba y se premia.
Pero el estoicismo que hoy se conoce y frecuentemente se expone incluso en medios populares no nos refiere a una escuela que habla de cosmopolitismo sino exclusivamente a la búsqueda de la entereza para sufrir la crueldad del mundo.
Amigos, por favor, pongamos un poco de inteligencia en el asunto. Los estoicos eran cosmopolitas en su mente y en su acción tanto como podían, consideran a todos los seres humanos como hermanos e iguales, incluidos los esclavos, pero vieron que si uno promueve la humanidad, y menoscaba a su estado, ¿Quién va a defender tu propiedad, tus derechos? Sin el estado solo habría desorden. Y esta discusión la podemos ver todo el tiempo expuesta o implícita en Séneca, en Cicerón y la miríada de autores estoicos. Aquella gente de la antigüedad vió que si te niegas a apoyar a tu unidad armada (aquí los españoles a España o los occidentales a su coalición armada, la OTAN) otra fuerza, otra unidad armada o coalición, necesariamente vendrá a mantener el orden en cualquier caso, y seguramente peor para ti.
Pero, amigos, en aquella época, el mundo era ignoto, en el que no se podía establecer un acuerdo universal del partida, mientras que hoy la seguridad, la protección, respeto, el compromiso con el bienestar de cada ser humano lo aporta la Humanidad misma, y el primer principio y compromiso del Congreso de Unidad Humana es la seguridad de todos, y no permitir que a nadie se la dañe, incluyendo que se le violen sus propiedades, sus derechos y solo avance a la igualdad por mutuo acuerdo para la conveniencia de todos.