Queridos amigos,

Con mis deseos de salud, paz y alegría, comparto con vosotros que HUM, tras casi cuatro años de solicitudes, ha obtenido permiso para tener cuenta oficial en Wechat, que como sabéis es la red social china. Igualmente os animo a ver la nueva página www.human-unity.org en la que además ya están vinculadas nuestras redes sociales (aunque todavía no en Wechat) Y la app está a puntito de salir….

Pero hoy, además, quiero compartir no ya teoría sino historia, con lo que quizás podáis entender mejor a HUM, acrecentar la esperanza y encender la alegría. Los antiguos cosmopolitas, tanto en Occidente como ya antes en Oriente, vieron meridianamente claro que los humanos si convivimos, compartimos el sentido de justicia natural y sabemos que dañar es el mal y lo condenamos todos, mientras que beneficiar a la comunidad está bien, y todos lo alabamos y esa influencia mutua nos moldeará y perfeccionará en unidad sin que la violencia sea necesaria.

Por eso, Mòzi, el maestro de la escuela cosmopolita oriental, cuya doctrina es conocida como la política del Amor Universal, denominaba la Universalidad como «la voluntad del Cielo» (que es perfecta), pues no puede ser que nos vaya bien a unos mientras a otros les va mal, ni, sobre todo, uno puede quitar al otro su voluntad/decisión mediante la amenaza y este lo puede aceptar -pues no solo está claro que eso es odioso sino imposible (¿cómo decidir no decidir?)…por eso solo la perfección es alternativa del mal, que a su vez es todo el mal posible, pues quitar la voluntad al otro -que es el efecto del arma, lleva a todas las armas posibles, a todo el mal posible, a nuestro mundo.

Veamos la demostración lógica: el arma es la causa necesaria (solo si A entonces B) de la desigualdad (piramidal) y de la propiedad privada, ya que estás no podrían existir sin la violencia del arma. Pero, sobre todo, el arma es la causa real o suficiente de aquellas (Si A entonces necesariamente B) porque el arma quita la voluntad, por lo tanto, no puede ser compartida y así resulta, no solo que todas las cosas son necesariamente privadas y los estados piramidales, sino que necesariamente un único individuo está al mando de cada arma (unidad armada) en todo tiempo y lugar y con indiferencia de como ese individuo acceda a ese poder.

Y, por el contrario, el desarme que es la consecuencia de la unidad es igualmente la causa necesaria y suficiente de la comunidad humana, cuya consecuencia es el uso de todos los recursos de acuerdo con su propio fin (que fuera de las armas son todos para servirnos), lo que implica objetivamente por quién, cómo, cuándo… serán utilizados, esto es, el sentido común.

Pero la clave está en dar ese paso, lo que Mozi denomina “la sustitución de la parcialidad por la universalidad”, un problema irresoluble para el cosmopolitismo antiguo, por eso en el caso de Mozi en sus escritos se discute sobre los límites del mundo y de sus habitantes, pues, ¿cómo hablar de universalidad entonces? le decían sus críticos. Hablar pues de humanidad, no solo era inviable, sino contraproducente para el estado, que necesitaba hacer la guerra, hacer todo el mal posible -y por eso estos escritos, tanto en occidente como en oriente, pese a ser en determinados momentos popularísimos, fueron ocultados y destruidos y no tenemos apenas referencia oficial de ellos.

Igualmente, como nos muestran algunos raros e interesantes documentos que han sobrevivido hasta nuestros días, para los estoicos que apelaban fuertemente a la humanidad y a la igualdad humana cosmopolita el problema era que, si se prescindía del estado, este dejaba de garantizar derechos y las propiedades, y el resultado no podía ser sino el caos, tanto como para que otros estados (unidades armadas) tendrían que venir necesariamente a ‘imponer el orden’.

Pero en nuestro tiempo el garante del orden y del cambio es la Humanidad, que, garante de la paz, da seguridad sobre los ‘derechos’ actuales, pues aún sería mayor violencia violar esos derechos, también durante la transición o «sustitución de la parcialidad por la universalidad», la realización de la comunidad humana.

Y lo mejor de todo es que, ese problema de los antiguos es nuestra garantía hoy. El desarme solo puede ser universal (simultáneo, acordado, conjunto…), pues un desarme unilateral o parcial no es desarme sino rendición – el servicio igual o más que antes al arma, solo que a otra y esa necesaria universalidad es la garantía de seguridad, justicia y bienestar para todos y cada uno de los seres humanos frente a cualquier incertidumbre o riesgo relativo a la ejecución, al paso de la parcialidad a la universalidad.

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