KANT: “LA DEMOCRACIA ES LA MAYOR FORMA DE DESPOTISMO, CAUSA DE GUERRA”
La paz
La paz no es (solo) la ausencia de guerra sino el desarme o la unidad humana que sustituya a las unidades armadas, cuya existencia solo es y se justifica como unas contra otras, y esto mediante el (compromiso humano en el) uso de la verdad para relacionarnos, algo a lo que solo un tonto podría renunciar, o aceptar que se le prive, pues es a la vez ceguera y esclavitud. Pero el engaño es el modo como el líder se hace necesario.
La guerra
El primero que se ocupó sistemáticamente de la guerra, Sunzi, con su Arte de la Guerra, comienza su tratado así: 兵者,國之大事,死生之地,存亡之道,不可不察也 – “La guerra es el gran asunto del estado (la unidad armada), su vida o su muerte, el camino a su salvación o su ruina, por lo que en ningún caso puede dejar de ser priorizada”. (Lógicamente, el Arte de la Guerra de Sunzi trata de cómo vencer siempre).
Y Sunzi Añade: 兵者,詭道也 – «El arte de la guerra es el engaño», de modo que así sabemos también que el arte de la paz es la verdad; esto es, que los humanos tomemos las decisiones públicamente, justificando ante el juicio de los demás el propósito de lo que pretendemos, con lo que se evita, previene y elimina el propósito de daño (el arma) y el daño (la guerra) y se busca solo (la cooperación por) el bien común. Algo ciertamente imposible en el pasado en un mundo desconocido, pero en nuestros días, cuando el mundo ya está en comunicación, el fomento y apoyo al genocidio enviando armas en lugar de usar la verdad para buscar el entendimiento, es solo un error producto de la confusión y la ignorancia, por lo que no podemos ya seguir reprimiendo la cruda verdad en algunos aspectos más detallados.
La paz es simplemente la unidad humana
Zenón de Citium es el principal exponente del cosmopolitismo occidental al tiempo que fundador del estoicismo, aunque sus maestros los cínicos, los auténticos seguidores de Sócrates, de los que no sabemos más que cómo les insultaban eran ya cosmopolitas. Zenón llama a su propuesta cosmopolita o de paz para el mundo La República, en su sentido de res publica, de asunto público, obra que «se ha perdido» y no ha llegado hasta nosotros, pero sabemos de ella y de su popularidad por diversos autores antiguos. Por ejemplo, Plutarco, que dice:
“la tan admirada República de Zenón…apunta únicamente a esto, que ni en las ciudades ni en los pueblos debemos vivir bajo leyes distintas unas de otras, sino que debemos considerar a todas las personas en general como nuestros compatriotas y conciudadanos.” Plutarco, La Fortuna de Alejandro, 329 A-B
Mòzi tiene básicamente el mismo planteamiento en China
今有一人,入人園圃,竊其桃李,眾聞則非之,上為政者得則罰之。此何也?以虧人自利也。至攘人犬豕雞豚者,其不義又甚入人園圃竊桃李。是何故也?以虧人愈多,其不仁茲甚,罪益厚
Supón que uno entra en el huerto de otro y le roba los melocotones y las ciruelas, si lo oye el público, le condenará, y se lo entregará a las autoridades para que lo castiguen. ¿Por qué? Porque daña a otros para beneficiarse. Si roba las gallinas o los cerdos, es todavía más injusto, ¿por qué? Porque le causa más sufrimiento y es más inhumano y criminal..
殺一人謂之不義,必有一死罪矣,若以此說往,殺十人十重不義,必有十死罪矣;殺百人百重不義,必有百死罪矣。當此,天下之君子皆知而非之,謂之不義。今至大為不義攻國,則弗知1非,從而譽之,謂之義,情不知其不義也,故書其言以遺後世。若知其不義也,夫奚說書其不義以遺後世哉?今有人於此,少見黑曰黑,多見黑曰白,則以此人不知白黑之辯矣;少嘗苦曰苦,多嘗苦曰甘,則必以此人為不知甘苦之辯矣。今小為非,則知而非之。大為非攻國,則不知2非,從而譽之,謂之義。此可謂知義與不義之辯乎?是以知天下之君子也,辯義與不義之亂也
El asesino de una persona es un criminal y se le condena a muerte y el asesinato de diez personas merece diez penas de muerte, pero cuando se trata de cometer genocidio, no lo condenamos, sino que lo aplaudimos y decimos que es lo correcto. Es como uno que ve un poco negro y lo llama negro, pero si ve una gran oscuridad dice que es blanco, o uno que tras probar algo amargo, dice que es amargo, pero si prueba algo muy amargo dice que es dulce, pues de la misma manera sucede a aquellos que no distinguen lo justo y lo injusto. (Mòzi, Libro V-1 y 2) Traducción propia resumida.
Por eso la filosofía de Mòzi es conocida como el Amor Universal, pues nos muestra que la simple convivencia humana «universal» nos lleva de modo natural y como su consecuencia a que nos convenga a todos la cooperación por el bien común, así como la paz y la concordia, y a que todos nos influyamos y apoyemos mutuamente por y para ello, a adaptarnos para el bien de la comunidad. El igualmente Mòzi muestra que, por el contrario, la causa y el origen de la miseria y la guerra entre los humanos es el producto de la «parcialidad», de la toma de decisiones excluyente.
La unidad humana ha de ser republicana
Y así Kant luego, como Zenón, establece como la Primera Clausula Definitiva para la Paz Perpetua que el sistema de estado de la relación humana debe ser republicano, es decir, basado en la res pública o trato público, abierto, de los asuntos comunes, pues todos sabemos lo que es correcto o justo y lo que es injusto e incorrecto, tal como nos ha mostrado Mòzi.
Pero antes de seguir con Kant, conviene añadir algo sobre Sunzi, pues podríamos haber asumido, en un error harto fácil y común, y aún más propio de Occidente, de pensar que el engaño solo refiere a engañar al enemigo, lo que no es así, ni siquiera principalmente, pues la tarea del líder es engañar a su pueblo o súbditos para obtener de ellos el máximo rendimiento para el estado, propiamente la unidad armada -al que entregan el cuerpo, el alma y la vida, para lo que es clave ponerles en la máxima precariedad de modo que estén en necesidad y disposición a darlo todo, hasta la vida misma, como único medio de salir adelante:
將軍之事,靜以幽,正以治,能愚士卒之耳目,使之無知。易其事,革其謀,使人無識,易其居,迂其途,使人不得慮。帥與之期,如登高而去其梯,帥與之深,入諸侯之地而發其機。若驅群羊,驅而往,驅而來,莫知所之。聚三軍之眾,投之于險,此將軍之事也。
“El líder habilidoso conduce a sus hombres como si fueran un solo hombre, quieran o no, de su mano. Su negocio es la discreción y asegurar el secreto; recto y justo, para mantener el orden. Tiene que ser capaz de mistificar a sus oficiales y hombres con informes y apariencias falsas y mantenerlos en total ignorancia. Mediante el cambio inesperado e inexplicado de planes mantiene al enemigo sin conocimiento. Cambiando su campamento y tomando rutas circulares previene que el enemigo anticipe su propósito. En el momento crítico, el líder actúa como uno que ha subido a una altura y da una patada a la escalera que deja atrás. Lleva a sus hombres profundamente en territorio hostil antes de mostrar su mano. Quema sus barcos y rompe sus ollas, como un pastor lleva al ganado, guía a sus hombres de modo que nadie sabe dónde va. Manejar a sus hombres y llevarlos al peligro (precariedad) es la tarea del líder.” Sunzi, El Arte de la Guerra, Libro XI
Este es solo uno de los párrafos entre otros del Arte de la Guerra de cómo el líder tiene que gestionar a sus hombres, poniéndoles en la máxima precariedad, que también consiste en proporcionarles información falsa, mistificarles con figuraciones o como sea para confundirles y desorientarles generándoles así la necesidad de alguien que les guíe, de liderazgo y este a su vez puede conseguir esa entrega o sumisión máxima de estos para ir a la muerte (matar o morir).
Esto no nos lo cuentan en Occidente, pues a diferencia de Oriente donde Sunzi escribe en privado, en el sistema democrático y público de ciudades griego y romano se utilizan otros recursos para el control, manipulación y embrutecimiento del pueblo, principalmente de la juventud, los recursos principales para la guerra, algo que identificó bien Sócrates, acusado literalmente de «no creer en los dioses de la polis y corromper a la juventud», sobre quien se miente abiertamente en nuestro tiempo; compárese lo que dice la Wikipedia y los libros de texto de secundaria y universitarios de que su filosofía es “solo se que no se nada”, cuando si leemos la Apología, que nos relata su defensa ante el tribunal ante el cargo antedicho, manifiesta por activa y por pasiva que él solo tiene un conocimiento humano, sobre los fines de las cosas, pero no sobrenatural como sus conciudadanos pretenden para saber sobre los dioses (si era tan guapo Apolo realmente o tan larga la barba de Zeus) que las polis, cada una con sus dioses, utilizaban para manipular, desorientar, corromper y embrutecer a la juventud y hacerlos matarse en su nombre. Pues, en efecto, tal conocimiento de dios o los dioses hace dependientes a los que no tienen el contacto con él o su revelación directa y así igualmente los otros no solo quedan desorientados sino sometidos. Por eso la reacción de los cínicos, los seguidores de Sócrates, fue el cosmopolitismo, como forma de la paz, del uso de la verdad o sentido común. Mientras que la polis financió a Platón la academia para encauzar el daño causado por Sócrates y, en efecto, la convivencia humana o toma de decisiones incluyente era realmente imposible en su tiempo.
Kant sabe todo esto, por eso su interés en la razón, común a todos los seres humanos y toda su filosofía gira alrededor de eso, y hoy le hacemos homenaje en su año de aniversario y queremos hacerle también un poco de justicia frente a la tergiversación y engaño con el que se le trata. (Aunque esto es lugar común en las instituciones educativas, así he mencionado arriba el caso de Sócrates, el de Zenón, cuyo libro sin duda fue perseguido y purgado como para que desaparecieran todas sus copias, y a los moístas, los seguidores de Mòzi, también citado arriba, los echó a una gran hoguera junto a sus libros el Primer Emperador cuando unificó China, pero hemos tenido la suerte de que nos han preservado su obra los taoístas oculta en su ‘Patrología’ y solo no hace mucho lo hemos recuperado, y es caso tremendo el feroz y masivo ocultamiento y tergiversación de Cervantes en España, por lo que te recomiendo mi libro El realismo ejemplar del Quijote, de libre disposición en academia.edu.
Kant sabe que la paz es el uso de la verdad, en lugar de las figuraciones y mistificaciones, algo que, como sabían los antiguos cosmopolitas, ocurre con la unidad humana, pues la verdad remite a todos los humanos, mientras que la mentira de las figuraciones es obra e imposición del estado y aneja a su actividad, la guerra, y ese es también el proyecto de Kant, de Zenon, de Mòzi, de Sócrates, de Cervantes.., y la idea de Kant de la paz perpetua se basa en la idea de unidad humana o confederación de repúblicas, donde república, res pública, refiere, como hemos mencionado antes, a la publicidad de las más máximas o propósitos a la hora de tomar decisiones de modo que todos sin excepción estemos avisados y de acuerdo de lo que hacemos en común, de lo que nos concierne junto a los otros.
Pero a Kant ya le había puesto sobre aviso Rousseau en su comentario a la propuesta de Paz Perpetua del abad de Saint Pierre, quién había propuesto sin éxito un parlamento europeo permanente para garantizar la paz en Europa, en el que las disputas se tratarían mediante consenso, arbitrio o juicio, pero nunca mediante guerra. Rousseau dice que el proyecto del abad fue rechazado por:
“la diferencia entre el interés real y el aparente; el primero se encontraría en la paz perpetua, mientras que el segundo en la independencia total (lógico en la unidad armada -algo que les falta entender a muchos pero que explica muy bien Cervantes). Los reyes, o quienes ocupan sus funciones, solo se ocupan de dos objetivos: extender su dominio hacia el exterior y hacerlo más absoluto en el interior. Toda otra meta, se orienta a una de aquellas dos, o únicamente la sirve de pretexto.”
“¿Cómo podría el soberano soportar sin indignación la sola idea de verse forzado a ser justo no solo con los extranjeros sino con sus propios súbditos…..Es fácil entender que la guerra, por un lado, y el despotismo, por otro, se potencian mutuamente…En definitiva, puede darse por sentado que los príncipes conquistadores al menos hacen tanto la guerra a sus súbditos como a sus enemigos…. En cuanto a los contenciosos, ¿puede esperarse que se vayan a someter a un tribunal superior aquellos que se vanaglorian de que su poder es fruto de la espada?… Rousseau, Jean Jacques. Oevres Completes 2, “Projet de Paix Perpetuelle de L’Abbé de Saint Pierre, Editions du Seuil, 1971, Paris, pp. 348-49. (Traducción propia)
Al aspecto republicano de la paz perpetua que prevenga el despotismo, al que Rousseau atribuye la causa de que no se haga la paz o reverso de la guerra, refiere Kant directamente con el Primer Artículo Definitivo de la Paz Perpetua: la condición del gobierno o gobiernos cosmopolitas como republicanos, en su carácter originario de res pública, como Zenón, cuyas características señala Kant son la “libertad”, la “igualdad” y la “dependencia” (la inclusividad de Mòzi), pues este modo de regirnos se contradice con el engaño y con la imposición o forzamiento.
Propongo al lector que lea directamente la cláusula, pero la voy a seguir yo aquí un poco. Añade Kant que el republicano es “el sistema de la clara fuente del concepto de derecho”. Y del concepto de derecho o de su “fórmula transcendental” habla en el Anexo II de la Paz Perpetua, como aquel que “aún desprovisto de todo contenido” define como INJUSTA “aquella acción que afecta al derecho de los otros cuya máxima no admite publicidad”. Y para la Paz Perpetua acaba proponiendo otro principio transcendental de derecho público que reza: “todas las acciones que necesiten publicidad para llevarse a cabo (es decir que no nos son impuestas) puede decirse que concuerdan con el derecho y la política a la vez”. Lo que es precisamente este caso de la propuesta de paz perpetua que tanto Kant como nosotros os proponemos a todos los humanos en el sentido de la toma de decisiones humana pública o incluyente. (pues la diferencia de idioma o cultura no es relevante, los fines son lo relevante) y en ese sentido esa propuesta de paz o unidad humana es lo mismo que el desarme, pues esa misma publicidad de los propósitos o máximas en unidad humana evita, previene y elimina el propósito de daño -el arma, propiamente las unidades armadas, los estados.
Y más allá de esa garantía que nos da la publicidad de las máximas o los propósitos, realmente la sola y simple convivencia como dice Mòzi, nos lleva a todos a todos al uso de la Regla de Oro, trata al otro como quieres ser tratado; a adaptarnos a nosotros mismos, lo que principalmente significa que no solo renunciamos al uso de la violencia sino a la alabanza, la persuasión y el premio a aquellos que más contribuyan a la comunidad y la aporten concordia y armonía que es del beneficio de la comunidad y de la misma manera unos a otros mutuamente nos disuadiremos, reprenderemos a aquel que dañe o tenga propósito de daño a otros o promueva la discordia y le ayudaremos y le persuadiremos frente a tales propósitos o actitudes de una manera consecuente y natural, algo que no podemos superar ahora, pues el arma nos afrenta sin remedio, y por ello fomentamos y necesitamos, por ejemplo, la “ira”, como la de Aquiles, para lanzarla contra el enemigo.
La democracia como la forma de gobierno más despótico
Así, ahora, sin embargo, se nos dice en los institutos y en las universidades que para alcanzar la paz perpetua los estados deben ser demócratas y añaden que a eso se refería Kant con la expresión republicanos, incluso durante muchos años, suplantando el planteamiento de Kant, se ha mantenido la idea y hay miles y miles de publicaciones en los registros de que los países democráticos no pueden hacer la guerra entre sí y que la democracia es el fin de la historia y semejantes afirmaciones sobre la democracia que la han hecho al día de hoy, más que una confesión una superstición. E insisto, es particularmente curioso como la ideología democrática ha hecho de Kant una de sus fuentes teóricas. Sin embargo, lo que Kant explícitamente dice de la democracia es que es el sistema más despótico, el sistema más opuesto al republicano, aquel en el que se se elimina la res pública como podemos ver en España, que no se trata públicamente de cuestiones relativas al bien o interés general sino solo del mayor o menor apoderamiento de los partidos sobre la ideología y de los resortes de poder, con lo que la democracia elimina el concepto de república para considerar la función pública del estado como un bien privado del que lucrarse en competencia con otros. Por ello se manifiesta ciertamente el más opuesto a la república (res pública) y más explícitamente secreto, volcado en la mentira, como asumiendo que todo es mentira -la única cuestión es si son capaces otros de evidenciarla, la manipulación en el uso de argumentos, donde no importa el criterio y todo vale si suma, y la corrupción en el sentido del concepto directo del uso privado de los público.
Ciertamente, podría pensarse que Kant sostiene esta visión de la democracia como despotismo por excelencia ya que no le cabe otro remedio, pues se debe a la constitución del estado en el que el mismo se encuentra, un sistema monárquico, pero lo que nos importa es la precisión de su argumentación y análisis, que nos remite realmente muy bien a lo que vivimos en las democracias, así en las modernas como en las antiguas. Lo expone así Kant (yo no quito ni pongo una coma, solo la negrita -e insisto en invitar al lector a leer la Paz Perpetua de Kant y esta Primera Cláusula Definitiva de la Paz Perpetua):
“Para no confundir la Constitución republicana (como sucede normalmente) con la Constitución democrática, se debe insistir en lo siguiente. Las formas de un Estado (civitas) pueden ser clasificadas por la diferencia entre las personas que poseen el poder supremo del Estado o por la forma de gobierno del pueblo que ejerce su soberano, sea éste quien sea; a la primera se la llama en realidad forma de la soberanía (forma imperii), y sólo tres formas son posibles: aquélla donde una sola persona posee el poder gobernante, o bien algunas personas vinculadas entre sí, o bien todas las que constituyen la sociedad civil en su conjunto (autocracia, aristocracia y democracia, poder del príncipe, poder de la nobleza y poder del pueblo). La segunda es la forma del gobierno (forma regiminis) y concierne al modo basado en la Constitución (el acto de la voluntad general, por la que la masa se convierte en pueblo), por el que el Estado hace uso de la plenitud de su poder: y es, en relación con esto último, o bien republicana, o bien despótica. El republicanismo es el principio de Estado de la separación del poder ejecutivo (del Gobierno) del legislativo; el despotismo es el arbitrario cumplimiento del Estado de las leyes que él mismo ha proporcionado, junto a una voluntad pública tomada por el regente como su voluntad privada. Bajo las tres formas de Estado es la democracia, en el verdadero sentido de la palabra, necesariamente un despotismo, porque fundamenta un poder ejecutivo en el que deciden todos, aunque sea en contra de uno (que de esta manera no asiente), es decir, todos, que a su vez no son todos; lo cual constituye una contradicción de la voluntad general consigo misma y con la libertad. Toda forma de gobierno que no sea representativa es en realidad una no forma, porque el legislador no puede ser en una y la misma persona al mismo tiempo ejecutor de su voluntad (de la misma manera en la que lo universal de la premisa principal de un silogismo no puede ser al mismo tiempo la subsunción de lo particular en la premisa menor); y aunque las otras dos Constituciones de Estado son hasta este punto siempre defectuosas, pues proporcionan espacio a una tal forma de gobierno, es de todas formas posible que adopten una forma de gobierno en concordancia con el espíritu de un sistema representativo, como al menos decía Federico II: que él era sólo el servidor primero del Estado, lo cual es imposible en la Constitución democrática, pues todo el mundo quiere ser soberano. De esta manera se puede decir que cuanto menor sea el personal del poder del Estado (el número de los soberanos), tanto mayor será la representación de los mismos, tanto más concordará la constitución del Estado con la posibilidad del republicanismo, y puede tener la esperanza de, a través de reformas paulatinas, elevarse por fin hacia ella. Por esta razón, llegar a esta única Constitución totalmente jurídica es más difícil en la aristocracia que en la monarquía, y en la democracia, sin embargo, es imposible llegar de otra forma que no sea la revolución violenta. Pero el pueblo tiene un mayor interés, sin comparación, en el modo de gobierno que en la forma de Estado (al mismo tiempo que la mayor o menor adecuación a aquel fin tiene mucha importancia también). A esta forma de gobierno conforme al concepto de derecho, sin embargo, pertenece el sistema representativo, en el cual es posible una forma de gobierno republicana, sin la cual (sea cual sea la Constitución) [el gobierno] sería despótico y violento. Ninguna de las antiguas, así llamadas, repúblicas ha conocido esto, y tuvieron que disolverse efectivamente en el despotismo, que bajo el poder supremo de uno solo es aún la forma más soportable de entre todas.”
Y así es en efecto también que el sistema democrático es el que asume con mayor decisión el estado de guerra, tanto civil como internacional, y como la guerra es el engaño no considera de interés dar cuenta de por qué, sobre que fundamento se toman las decisiones, cuales son los problemas, que alternativas se manejan, etc. (solo se hacen elecciones). Lo vemos en televisión; no hay debates sobre el interés de la nación en una búsqueda sincera de resultados, todos es politiquería deleznable. En países “autoritarios” como Rusia, China, en los que he vivido, aunque creo que sucede así también en Francia me parece, abundan los debates sobre el interés del estado y la nación y las propuestas relativas a la solución de problemas o posibles mejoras, aquí el discurso público refiere solo a la profundización de la democracia sin reparar en contenido alguno -y sus intelectuales y referencias son los que se dedican ese monotema. Igualmente, el estado en esos países no democráticos busca a los mejores, a los más preparados, a los que más pueden aportar a la sociedad, se les reconoce su valía, mientras que aquí en España se les margina del estado y, así también, de la sociedad.
En España, y pienso que en general en los países democráticos, así también parece ser en Alemania, y sobre todo EEUU, el interés general no existe, tan solo el partido que logra el gobierno busca directamente su propio interés y el de su clientela pues en eso ha devenido el interés general, algo contradictorio y absurdo como señala Kant, pues lo consigue precisamente en contra de su oposición y a la búsqueda de su menoscabo para perseverar en el poder sin otro propósito y los intelectuales del país llegan a serlo solo orgánicos por su mayor o menor apoyo “a la democracia”, y a la mejora de esta, como si ello solo fuera el único interés y ningún otro, e insisto, lo peor se manifiesta en las relaciones internacionales.
Nota:
En las escuelas les cuentan a los chicos cosas realmente falsas y contra toda evidencia, sobre todo de la virtud pacífica de la democracia y con ella del progreso histórico, a la que suman en un mismo paquete el avance en los derechos humanos y la abolición de la esclavitud como fruto de ese avance moral humano que se manifiesta en la misma ‘buena’ acción política del estado, engañándoles y engañados los mismos maestros, pues para los antiguos esclavos, como nos dice Cervantes de los soldados licenciados, lo peor es el libre mercado de trabajo que no incluye el mantenimiento y cuidado del cuerpo de estas personas, sobre todo cuando son viejos, que les liberan y se ven en la calle ofreciendo lo que sea con tal de que otro les de algo para vivir. Pero, sobre todo, la esclavitud es muy difícil de mantener en los países que hacen la guerra, como le sucedió a EEUU, y así es que los espartanos tenían dos reyes, y los romanos dos cónsules, uno para mantener a los esclavos bajo control en la ciudad, que de otro modo se quedarían solos con las mujeres y los niños, y el otro para ir de campaña. Y también, como la misma abolición de la esclavitud, en las escuelas se enseña el advenimiento moderno de la democracia como un progreso histórico que nos lleva al bien subidos en la Historia y en miles de años de progreso constante en derechos de humanos y animales -precisamente cuando la extinción, por autodestrucción, o destrucción mutua, está a la vuelta de la esquina.
Y lo mismo la falacia los derechos humanos, apoyarlos es tautológica e implícitamente manifestar, confesar, y someterse al más poderoso, pues solo este, el más armado, puede lógicamente «representarlos», «defenderlos» o «imponerlos», mientras obviamos que inunda el mundo de sangre, pues ambos también, derechos e Historia, son, tautológicamente, la cumbre del progreso y se sirven de esas ideas (figuraciones) para legitimarse. Es así ilustrador también el caso del advenimiento de la democracia moderna. Los ilustrados europeos estaban confusos y descontentos con el despotismo ilustrado del siglo XVIII por sus muchas referencias de los modelos políticos antiguos, pero pensaban que eran válidos para las ciudades, polis antiguas, pero no para los estados modernos ocupando extensos territorios y semejante sistema llevaría a la división del país y a ser presa fácil de los otros estados bien unidos y consolidados, por lo que admiraban esos modelos políticos pero no los consideraban practicables. Fue Rousseau, que tenía un buen entendimiento de la antigüedad e inteligencia, el que les expuso la idea de la ‘voluntad general’, la unidad del estado, basada en la unidad armada, que es indivisible y que la democracia solo pone en liza quien controla el poder en su conjunto, tanto el ejército, como la policía y el ministerio del interior, o las finanzas del estado, aquel que obtenga más del 50% de los votos, pero el poder es indivisible, y más aún, refiriendo precisamente a lo que dice Heródoto en su Historia sobre la superioridad militar de los griegos, les explicó también que el estado democrático era mucho más agresivo, implacable y mortífero, apto y pronto para la guerra que los otros modelos de estado, por una serie de elementos como los arriba mencionados, la mayor precariedad que puede generar el sistema, o, como dice Heródoto, porque los griegos luchaban por lo suyo a diferencia de otros ejércitos que estaban formados básicamente por siervos o esclavos que luchaban por los intereses de otro, algo que el mundo entero comprobó con Napoleón y sus maneras, como el reclutamiento y adoctrinamiento nacionalista, etc., frente a los ejércitos compuestos solo por militares profesionales de las monarquías. De esto aprendió el marxismo y quería extremarlo y llevarlo a la conquista del mundo, como podemos leer bien claro el plan en Engels, pero eso es ya otra historia….