Me he acordado de Kant en estos días de bloqueo a su patria Kaliningrado o Konigsberg, así como por las reuniones de las potencias más letales, NATO, G7, BRICS….pues, en el Apéndice I de la Paz Perpetua de Kant, titulado: Sobre el desacuerdo que hay entre la moral y la política con respecto a la paz perpetua, dice:
“si una parte del mundo (Oriente u Occidente, China o EEUU) se siente más poderosa que otra, aunque ésta no le sea enemiga ni oponga obstáculo alguno a su vida, la primera no dejará de robustecer su poderío a costa de la segunda, dominándola o expoliándola.” “(Los políticos) los principios que ponen en práctica -aunque sin manifestarlo- dicen poco más o menos lo que las siguientes máximas sofísticas: Fac et excusa (haz y justificate/excúsate). Aprovecha la ocasión favorable para apoderarte violentamente… Si fecisti, nega (si hiciste -el mal- niégalo), Divide e impera. A nadie, en verdad, engañan estas máximas, tan universalmente conocidas, ya que todos están de acuerdo acerca del honor político a que aspiran, a saber: el engrandecimiento del poder por cualquier medio que sea. (15). Y esta nota 15 a pie de página dice: Podría ponerse en duda que exista cierta maldad radical, ingénita en la naturaleza de los hombres…pero en las relaciones extremas entre los Estados aparece bien patente e incontestable esa maldad fundamental.
Todo esto está bien claro si se comprende la realidad de que los estados son armas, es decir; la forma del arma entre los humanos, la unidad armada, porque si vemos la realidad también sabremos como tratar con ella. Y Kant precisamente lo ve:
En el capítulo siguiente, el Apéndice II, titulado: De la armonía entre la política y la moral, según el concepto trascendental del derecho público: “Esta astuta conducta de una política tenebrosa quedaría completamente anulada por la publicidad de sus máximas si se atreviera al mismo tiempo a permitir que el filósofo diera también las suyas a la publicidad. En tal sentido, me atrevo a proponer otro principio trascendental afirmativo del derecho público. Su fórmula sería la siguiente: «Todas las máximas que necesiten la publicidad para conseguir lo que se proponen concuerdan a la vez con el derecho y la política reunidos.»
Y solo hay una propuesta posible «que necesite la publicidad para conseguir lo que se propone», que es el desarme, esto es la unidad humana, pues un desarme unilateral no es desarme sino rendición, incorporación o servicio a otra arma. Los que hacen oposición a las reuniones del G7 o la OTAN hacen política también -de oposición, pues en política todo vale, ya que proponen el desarme sin proponer la unidad humana, lo que es absurdo.