MOTIVACIÓN

  • 13, junio, 2020
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Queridos amigos,

Primero de todo desearos que estéis bien y cada vez mejor.

También informaros que Melina Herranz Perlova es ahora vicepresidenta de HUM en lugar de Marta Nogueroles.

 

La motivación de la comunidad humana.

Todo se reduce a aumentar la propiedad. Por lo tanto, ¿si no hay propiedad (privada) no hay motivación? ¿Acaso no puede existir entonces la comunidad humana?

En efecto, se motiva al trabajo de los recursos humanos aumentando o disminuyendo el suministro de propiedad e incluso embargándosela.

La motivación no distingue entre beneficiar y dañar.

– Por ejemplo, en Berlín yo, cuantos más metros de pared hacía, más cobraba.
– ¿Genera comisión la imposición de multas?
– El régimen legista Qin pagaba a sus soldados por el número de cabezas enemigas que presentaban y semejantes medidas de relación entre el daño y la recompensa son habituales en guerra.
– El reparto de tierras entre los generales y nobles según su contribución en la guerra a la expansión del estado, etc.

Pero en libertad o en comunidad, la motivación para el daño es redundante, pues solo nos cabe beneficiarnos.

Armas

El arma estaba en la naturaleza y el ser humano como cualquier otro animal reacciona a ella desde la experiencia virtual del peligro que entraña, del daño que causa (por experiencia sería demasiado tarde :(:).

Pero las armas solo eventualmente dañan y matan, lo que hacen permanentemente es privar, limitar, impedir… (También son decisivas en la motivación).

Y así solo el arma es esencialmente privada, pues solo puede privar de libertad al otro -el resto de las cosas son privadas por su servicio al arma.

El arma se transforma en unidad armada o arma incorporada y estado, que decide quien hace uso de los recursos según la justicia distributiva: más a quien más contribuye al aumento de su poder.

– Ilustración

El caso de la privaticidad de la Luna es un ejemplo de que la propiedad privada no es propia del ser humano sino del arma. La propiedad privada en la Luna es una posición del arma (quizás de la Space Force). Para pretender y asumir el eufemismo o la convención del mundo quizás se fomentan los viajes espaciales privados o quizás se privatizaron las empresas chinas. ¿Caballos de Troya? Los griegos fueron muy comerciantes.

Pero el interés del empresario está subordinado al del estado del que depende. Pues, solo la unidad armada o estado priva, y no el empresario, impidiendo que otras unidades armadas se puedan posicionar o servir de lo disponible. Ni siquiera es posible que algo no sea privado, pues equivale a dotar de posición y/o recursos a otras unidades armadas cuyo sentido o esencia es dañar a la primera, por lo que dejar algo disponible es como dañarse uno a sí mismo.

En efecto, el aspecto clave de la propiedad no es el beneficio sino el daño. Aunque, por supuesto, es conveniente para la unidad armada tanto cuanto mayor sea la explotación, esta es secundaria a la posición misma que es lo estratégico, cualquier ocupación –posicionamiento del arma- es ventajosa por definición, pues es también esa posición la que organiza –jerarquiza- los recursos humanos, más importantes generalmente que los materiales, y, por tanto, es motivo de afrenta y preocupación para el adversario. El territorio se explota además con aranceles al paso, etc…

– El mal

Pero, como se dice; todos necesitamos comer, de modo que no todo puede ser para el beneficio o, mejor dicho, nada puede ser para el beneficio. Nadie tiene tiempo ni recursos para la unidad humana, cada uno trabaja por lo suyo.

No. Comer es un beneficio y así lo vemos desde la unidad, pues comer mantiene y fortifica la vida.

Pero el sentido de ese “todos necesitamos comer” es que, por tanto todos “necesitamos” -nos falta- comer, eso nos ocupa y no tenemos libertad para otra cosa que no sea someternos a la motivación del estado o arma incorporada que nos aprovisiona a cambio de nuestro servicio. Porque, en efecto, ese comer refiere a todas las provisiones en general que solo cubren aún para los ricos un tiempo breve y en situación de gran incertidumbre.

Cuando Rousseau analizó la propuesta del abad de Saint Pierre y se preguntaba por qué nadie prestó atención a la posibilidad de una paz definitiva entre los estados mediante el establecimiento de una confederación que arbitrase sus relaciones pacíficamente en lugar de recurrir a la terribilísima guerra, la explicación de Rousseau fue que los estados solo pueden tener una motivación exclusiva, privada, les es imposible considerar el bien común (Claro, sí el único sentido del arma es el mal, ¿cómo puede esperarse de ella el bien?).

Kant también parece verlo. En su Zum Ewigen Frieden, (Hacia la Paz Perpetua), en el Anexo “Con respecto al desacuerdo entre la moral y la política”, en el parágrafo “Divide et impera” concluye en que el objeto del estado es “engrandecerse o potenciarse por el medio que sea” y aquí añade una nota: “Podemos dudar de la posibilidad de la maldad de la naturaleza humana….pero esa maldad fundamental está clara e incontestable en las relaciones extremas de los estados”.

Y la primera línea del Arte de la Guerra de Sunzi dice que la guerra es la vida del estado –así diferenciándola de la vida humana. Por eso este libre es seguramente el primer tratado científico.

Comercio

El estado es el encargado de regular los monopolios en su territorio y también participa en las normas internacionales necesarias para que pueda darse el comercio y la cooperación internacional.

Estas regulaciones no tienen por objeto el beneficio humano, tal como deberían, sino solo la apropiación y sometimiento del otro, puede ser de un tercero, y exponen el alineamiento de cada país respecto a un orden jerárquico relativo a la transferencia de información, el establecimiento de los estándares tecnológicos, el sistema de préstamos y ayudas internacionales, etc.

La globalización contemporánea encara el fenómeno de la llamada Guerra Fría por la que se impide el comercio –realmente el intercambio de información- entre las corporaciones de los bloques rivales y así de transferencia de tecnología y de cualquier cooperación corporativa, impidiendo el trato y generando incomunicación y rechazo hasta una posible guerra caliente u otro sistema de Destrucción Mutua Asegurada.

Ahora bien, las corporaciones tienen cierto poder de comunicación, sus propios medios, que les permiten discrepar en nuestro mundo globalizado, pero al tiempo se se ven incapaces de servir, ya que su propósito público era compartir información. Al tiempo ya existe un mínimo cosmopolita en el mundo que dificulta el control de la información, tanto como para que algunas corporaciones no manifiesten en algún modo su percepción del perjuicio humano tan manifiesto y generalizado que causan los estados a la humanidad, por tanto ven que medios de destrucción retoman primacía sobre sus servicios y productos.

En el siglo pasado, en todo caso, no había alternativa, pero hoy proponemos la unidad humana.

Libertad

Las personas no estamos determinadas al mal como la unidad armada, simplemente nos adaptamos.

La motivación para el establecimiento de la cooperación o unidad humana solo puede surgir de la libertad –y no del forzamiento o motivación del estado.

Y encontramos un pequeño espacio para la elección, para la libertad, en la oferta de consumo de los productos y servicios de las empresas. Donde ese consumo pretende poder ser responsable y por ello el marketing de las empresas es humano, amable con las personas y la naturaleza, conforme a lo que la humanidad realmente necesita y quiere.

Son productos o servicios que conocemos por la publicidad que estas hacen para exponer su innovación, pero lo que consumimos es su exclusividad, su monopolio, por el que pagamos también –cooperamos con ellas- para participar de ese monopolio y así exponer o manifestar nuestro estatus, valía o poder, también según la motivación del estado de dar visibilidad y honor al que le sirve –algo que Confucio y Mozi discutieron y el primero fomentaba, como motivación para el servicio al estado, y el segundo, partidario de la universalidad, rechazaba.

En efecto, los anuncios o figuraciones solo crean emociones o experiencias semejantes a ensoñaciones, mientras que la realidad solo se atiene a la jerarquía y la motivación ha de mantenerse en secreto –no te vayan a colar otro caballo.

Y ¿qué es la ensoñación? Aquella contra la que murió Sócrates, sobre la que tanto escribió Kant para ponerla límites, y nos aclaró Cervantes.

La realidad es o está en el espacio y el tiempo y para la unidad humana proponemos una fecha, otoño de 2021.

El justo medio es ahora el universal 🙂

Tanto Aristóteles como el Confucianismo, tras negar la viabilidad del beneficio o bien universal propuesto por Mozi y Platón, apelan a la doctrina del Justo Medio, donde la virtud es el centro -el reino del centro era China, ¿no?- o medio respecto a lo conocido –ya que el universal –el conjunto de la humanidad- era desconocido y por ello era inviable. Así que, para Aristóteles, Confucio y los Legistas, lo universal es también una ensoñación, pues, como dice literalmente Aristóteles en el primer capítulo de la Ética a Nicómaco, lo universal (lo humano) no tiene tiempo ni espacio. En efecto, solo en el espacio y en el tiempo tiene el ser humano libertad, por mucho que todos nos podamos imaginar qué maja es la humanidad 

¿Qué empresas y corporaciones apoyan la unidad humana? Las que informan de ella (¿qué problema pueden tener sus estados por ello siendo sus oficiales son personas también?. Por cierto no podemos publicar ni en Facebook ni en Linkedin, que han sido hackeados :), sucede simplemente que les corresponde a las corporaciones dar cuenta de la alternativa, no hay nada en juego hasta el Congreso, pues para llegar al Congreso, para lograr la unidad humana solo es necesaria su publicidad, su propuesta.

Hoy el justo medio o el centro es lo mismo que el universal. Donde la motivación por el beneficio (humano) es el reconocimiento universal, y la motivación sirve para impulsar el riesgo, pues, en efecto, la innovación consiste en desplazar a lo anterior, ponerlo en cuestión y exponerse.

Y solo las corporaciones que directamente informan, publican o refieren a la unidad humana merecen nuestro reconocimiento –compra, pago, recompensa- ya que se disponen a ser propiedad humana, pues la unidad humana, que pone fin al arma o propósito de daño, implica la comunidad humana, de modo que su producto o servicio no tenga ya valor por ser exclusivo sino por ser nuestro -universal, ¿no es eso un negocio, y un buen negocio? ¿No es eso lo que nos motiva?

Esa información no solo se dirige al exterior de la corporación, es decir; a sus socios, proveedores, clientes, accionistas, etc., sino también a sus recursos humanos poniendo fin al secreto de la motivación y estos puedan trabajar libremente. En efecto, tras la información de la propuesta de unidad humana, su realización será el trabajo y la ocupación cotidiana, la tarea de todos y de cada uno desde nuestros diferentes puestos, así políticos, empresariales, institucionales,….

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